¿Qué es la energía geotérmica y cómo funciona?

La energía geotérmica es una fuente renovable que aprovecha el calor natural del interior de la Tierra para generar electricidad o calefacción. Se trata de una opción energética limpia, eficiente y constante, lo que la diferencia de otras renovables como la solar o la eólica. En Argentina, este recurso todavía no está desarrollado a gran escala, pero existen regiones con alto potencial geotérmico que podrían ser clave en el futuro energético del país.
La energía geotérmica se encuentra en forma de vapor o agua caliente en el subsuelo. Para aprovecharla, se utilizan tecnologías específicas que permiten extraer este calor y convertirlo en energía útil. Su uso no solo es sostenible, sino que también puede contribuir a reducir la dependencia de los combustibles fósiles y a diversificar la matriz energética nacional.
En provincias como Neuquén, Mendoza, Catamarca y Salta se han detectado zonas con actividad geotérmica relevante, algunas de las cuales ya cuentan con estudios técnicos preliminares. Si bien aún no hay plantas operativas de gran envergadura, el interés por esta tecnología crece entre investigadores, organismos estatales y empresas del sector energético. Comprender su funcionamiento, beneficios y desafíos es fundamental para proyectar su desarrollo en el país.
Origen y aprovechamiento del calor terrestre
El calor que permite generar energía geotérmica proviene del núcleo terrestre y de la desintegración de elementos radiactivos como el uranio, el torio y el potasio. Este calor se acumula en el subsuelo, especialmente en zonas donde la corteza terrestre es más delgada o existe actividad volcánica o tectónica, lo que facilita su ascenso hacia la superficie.
En Argentina, el potencial geotérmico está estrechamente vinculado a la región andina, debido a su actividad geológica. La cordillera de los Andes, que recorre el oeste del país, alberga múltiples manifestaciones termales naturales que indican la presencia de recursos aprovechables. Lugares como Copahue (Neuquén) o los alrededores del volcán Domuyo presentan temperaturas subterráneas muy elevadas a poca profundidad.
Para aprovechar este recurso, se perforan pozos que permiten acceder al vapor o agua caliente. Esta energía térmica se extrae y se transporta a la superficie para ser transformada en electricidad o utilizada en sistemas de calefacción, climatización e incluso en procesos industriales o turísticos.
Si bien Argentina no ha desarrollado aún una industria geotérmica consolidada, el país cuenta con experiencia en perforaciones profundas a través del sector hidrocarburífero, lo que podría facilitar la implementación de proyectos en el futuro. Además, existen iniciativas en marcha para mapear los recursos y evaluar su viabilidad técnica y económica.
¿Cómo funciona la energía geotérmica?
El funcionamiento de la energía geotérmica implica un proceso técnico que transforma el calor del subsuelo en energía útil. Todo comienza con la localización de un área con recursos geotérmicos: zonas donde el calor terrestre está disponible en forma de vapor o agua caliente. En Argentina, este paso lo llevan adelante organismos como el SEGEMAR y universidades nacionales, que realizan estudios de prospección en regiones con antecedentes termales o volcánicos.
Una vez identificado el recurso, se perforan pozos verticales que pueden tener entre uno y tres mil metros de profundidad. A través de estos pozos se extrae el fluido caliente que luego se dirige hacia una planta de conversión. Dependiendo de la temperatura del recurso, se pueden usar distintos tipos de tecnología. En plantas de vapor seco, el vapor se utiliza directamente para mover una turbina generadora de electricidad. En sistemas de ciclo binario, en cambio, se emplea un fluido secundario que se evapora con menor temperatura y acciona la turbina sin necesidad de usar el vapor directamente.
Después de pasar por la planta, el fluido se enfría y se reinyecta al subsuelo a través de otro pozo, cerrando el ciclo térmico. Esta reinyectación es esencial para mantener la presión del reservorio y evitar su agotamiento, lo que garantiza la sostenibilidad del sistema.
En Argentina, aunque aún no existen plantas de generación eléctrica geotérmica en operación, sí hay aplicaciones puntuales de calefacción y uso termal directo, principalmente en balnearios y establecimientos turísticos de zonas como Jujuy y Mendoza. El desafío es escalar estas iniciativas hacia un modelo de aprovechamiento energético más amplio y sostenible.
Tipos de plantas geotérmicas y sus aplicaciones
Existen diferentes tipos de plantas geotérmicas, y cada una se adapta a las condiciones del recurso disponible. Las más comunes son las de vapor seco, de vapor flash y de ciclo binario. En Argentina, por las características de sus yacimientos, el tipo de planta más factible sería el de ciclo binario.
Las plantas de vapor seco se utilizan donde el vapor emerge naturalmente del suelo a altas temperaturas. Este vapor se canaliza directamente hacia una turbina, que genera electricidad. Es el sistema más simple, pero requiere condiciones geológicas específicas que no son comunes en nuestro país.
Las plantas de vapor flash trabajan con agua caliente a alta presión. Al llegar a la superficie, esta agua se despresuriza y genera vapor, que se utiliza para mover las turbinas. El agua restante se puede volver a inyectar al reservorio. Este tipo de planta requiere temperaturas superiores a los 180 °C, lo que limita su uso a zonas muy particulares.
Las plantas de ciclo binario son las más versátiles. Utilizan un fluido secundario con bajo punto de ebullición, que se calienta mediante el agua geotérmica. Al evaporarse, este fluido mueve la turbina. Son ideales para recursos de media entalpía, como los que predominan en Argentina.
Además de la generación eléctrica, la energía geotérmica tiene aplicaciones directas muy útiles. En el país ya se emplea para calefaccionar termas, climatizar piscinas, invernaderos y espacios turísticos. También se investiga su uso en secado de productos agroindustriales, especialmente en regiones como la Puna y el norte de la Patagonia, donde las condiciones climáticas favorecen su aprovechamiento.
Ventajas de la energía geotérmica frente a otras fuentes
La energía geotérmica tiene múltiples ventajas que la convierten en una opción muy atractiva para diversificar la matriz energética argentina. Una de sus principales virtudes es su constancia, ya que puede generar energía de forma continua durante las 24 horas del día, independientemente de las condiciones climáticas o estacionales.
Otra ventaja importante es su bajo impacto ambiental. Las emisiones de gases de efecto invernadero son mínimas, y los sistemas modernos permiten reinyectar el agua utilizada, reduciendo al máximo la alteración del entorno natural. Esto la convierte en una alternativa limpia que se alinea con los compromisos internacionales del país en materia de cambio climático.
Desde el punto de vista económico, una vez instalada la infraestructura, la energía geotérmica tiene costos operativos bajos y previsibles. No depende de combustibles importados ni está sujeta a la volatilidad de los precios internacionales, lo que fortalece la soberanía energética y reduce el déficit comercial vinculado a la energía.
Además, esta tecnología es compatible con el desarrollo local. La construcción y mantenimiento de instalaciones geotérmicas puede generar empleo en zonas alejadas de los grandes centros urbanos, favoreciendo la descentralización energética y el crecimiento regional.
En un país como Argentina, donde existen regiones con potencial geotérmico aún sin explotar, esta fuente puede complementar otras energías renovables como la solar o la eólica, ayudando a estabilizar el sistema eléctrico y a reducir la necesidad de centrales térmicas contaminantes.
Desventajas y limitaciones actuales
Pese a sus beneficios, la energía geotérmica enfrenta varios desafíos en Argentina. El más importante es el alto costo inicial de los proyectos. La exploración geológica, las perforaciones y el equipamiento técnico requieren inversiones elevadas que muchas veces superan las capacidades del sector público o privado nacional.
Otro obstáculo es la disponibilidad geográfica. No todas las regiones del país cuentan con recursos geotérmicos aprovechables para generar electricidad. La mayoría de las zonas con mayor potencial se encuentran en áreas de difícil acceso, como la cordillera o la región de la Puna, lo que complica la logística y encarece los proyectos.
Desde el punto de vista técnico, la falta de experiencia local en la operación de plantas geotérmicas representa una limitación. Aunque Argentina cuenta con profesionales capacitados en perforación y geología, aún es necesario desarrollar capacidades específicas en diseño, operación y mantenimiento de sistemas geotérmicos.
También existen riesgos ambientales asociados a las perforaciones profundas, como la sismicidad inducida o la alteración de acuíferos si no se aplican protocolos estrictos. Por eso, es fundamental contar con marcos regulatorios claros y actualizados que garanticen una explotación responsable.
A pesar de estas limitaciones, el país posee el conocimiento técnico y los recursos naturales necesarios para desarrollar esta energía. Con políticas públicas activas, incentivos fiscales y cooperación internacional, la energía geotérmica puede convertirse en una pieza importante del futuro energético argentino.
Energía geotérmica en Argentina: estado actual y perspectivas
En Argentina, el desarrollo de la energía geotérmica aún es incipiente, pero ha habido avances importantes en la identificación de recursos y en la promoción de proyectos piloto. Uno de los principales referentes es el proyecto geotérmico Copahue, en la provincia de Neuquén. Esta iniciativa, aunque todavía no ha llegado a etapa de producción, ha sido objeto de diversos estudios por parte del SEGEMAR, Y-TEC y universidades nacionales.
Además, existen manifestaciones termales relevantes en provincias como Jujuy, Salta, Mendoza, Catamarca y San Juan. En estas zonas, las altas temperaturas del subsuelo podrían permitir el desarrollo de plantas de ciclo binario para generación eléctrica o calefacción.
El país también avanza en el uso directo del calor geotérmico. Termas y centros turísticos en Santiago del Estero, Entre Ríos y Tucumán ya aprovechan estas aguas para servicios recreativos, aunque su potencial energético todavía no se ha explotado de manera industrial.
Desde el Estado nacional, se han dado algunos pasos a través del Plan Nacional de Energías Renovables (RenovAr) y otros programas de estímulo, aunque la geotermia no ha sido una prioridad frente a la solar y la eólica. Sin embargo, se están elaborando marcos normativos específicos y estudios estratégicos que buscan promover esta tecnología en el largo plazo.
El futuro dependerá de la capacidad del país para atraer inversión, formar profesionales, generar conocimiento aplicado y vincular actores públicos y privados en proyectos concretos.
Futuro de la energía geotérmica en el mundo
A nivel global, la energía geotérmica avanza como una de las opciones renovables más estables. Países como Islandia, Nueva Zelanda, Filipinas y Kenia han demostrado que es posible generar una parte significativa de su electricidad a partir de esta fuente. Además, se han desarrollado tecnologías como los sistemas geotérmicos mejorados (EGS), que permiten ampliar la explotación en zonas donde antes era inviable.
La ventaja de esta energía radica en su confiabilidad. Al no depender del clima, puede garantizar un suministro constante, lo que la convierte en una excelente aliada para complementar energías intermitentes como la solar o la eólica. En muchos casos, se están combinando ambas tecnologías para lograr matrices energéticas más equilibradas.
En América Latina, países como Chile y México han comenzado a desarrollar plantas geotérmicas comerciales. Argentina puede aprender de estos modelos y adaptar sus propias políticas para fomentar este recurso de forma estratégica.
Organismos internacionales como el Banco Mundial y la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) promueven la inversión en proyectos geotérmicos a través de líneas de financiamiento y asistencia técnica. Para aprovechar esta oportunidad, Argentina debe generar un entorno propicio que incentive la inversión privada y la innovación.
En resumen, el futuro de la energía geotérmica es prometedor, y Argentina tiene condiciones favorables para sumarse a esta tendencia global si se lo propone con decisión.
Preguntas frecuentes (FAQ)
1. ¿Dónde hay recursos geotérmicos en Argentina?
Principalmente en provincias andinas como Neuquén, Mendoza, Jujuy, Salta y Catamarca, donde hay actividad volcánica o termal.
2. ¿Hay plantas geotérmicas en funcionamiento?
Aún no hay plantas de generación eléctrica activas, pero existen proyectos en estudio y aplicaciones térmicas en centros turísticos.
3. ¿Se puede usar en viviendas particulares?
Sí. Las bombas de calor geotérmicas permiten climatizar hogares de forma eficiente, aunque su implementación aún es limitada en el país.
4. ¿Cuáles son sus ventajas frente a otras energías?
Es constante, tiene bajo impacto ambiental y permite generar energía local sin depender de combustibles fósiles.
5. ¿Qué hace falta para desarrollarla en Argentina?
Inversión inicial, formación técnica, marcos normativos claros y articulación entre sector público, privado y académico.