Energía fotovoltaica vs térmica – diferencias y ventajas

El sol es una fuente de energía inagotable, gratuita y limpia, y cada vez tiene un papel más importante en el camino hacia un modelo energético sostenible. Dentro de las tecnologías solares más difundidas, hay dos que suelen generar dudas por su aparente similitud, pero que en realidad cumplen funciones muy distintas: la energía fotovoltaica vs térmica. Aunque ambas aprovechan la radiación solar, lo hacen de formas diferentes y con objetivos distintos. Saber cuál conviene más depende de múltiples factores, como el tipo de consumo, el lugar de instalación y el uso previsto.
En este artículo vamos a analizar en profundidad las diferencias entre energía fotovoltaica vs térmica, sus ventajas, limitaciones y las situaciones en las que una u otra resulta más conveniente. También hablaremos sobre costos, mantenimiento, rendimiento en distintas regiones del país y otros aspectos clave para que tomes una decisión bien informada.
¿Qué es la energía solar fotovoltaica?
La energía solar fotovoltaica es la que transforma directamente la luz del sol en electricidad. Esto se logra a través de paneles solares que contienen celdas fotovoltaicas, hechas en su mayoría de silicio, un material semiconductor. Cuando la luz solar incide sobre estas celdas, se genera una corriente eléctrica continua, que luego se convierte en corriente alterna mediante un inversor, para que pueda usarse en hogares, empresas o industrias.
Esta tecnología es muy versátil y se adapta a distintos tamaños de instalación: desde pequeños sistemas domiciliarios hasta parques solares a gran escala. Además, permite alimentar cualquier tipo de consumo eléctrico, desde la iluminación hasta la carga de autos eléctricos o la operación de maquinaria industrial.
En la Argentina, la energía fotovoltaica ha tenido un crecimiento importante en los últimos años, sobre todo en provincias como San Juan, Mendoza, Jujuy y Salta, que cuentan con una de las radiaciones solares más altas del mundo. A nivel nacional, cada vez más hogares e instituciones eligen instalar paneles solares para ahorrar en la factura de luz y reducir su impacto ambiental.
¿Qué es la energía solar térmica?
La energía solar térmica, en cambio, no produce electricidad sino calor. Su objetivo principal es calentar un fluido (por lo general, agua) para usos domésticos, comerciales o industriales. Para lograrlo, se utilizan colectores solares térmicos —también conocidos como captadores— que absorben el calor del sol y lo transfieren al agua que circula por su interior.
Esta tecnología es muy eficiente para generar agua caliente sanitaria (ACS), calefacción por radiadores o losa radiante, y también para climatizar piletas. En el caso de industrias, puede utilizarse en procesos que demanden calor a baja o media temperatura, como en el sector alimentario o químico.
En muchos barrios del conurbano bonaerense, así como en ciudades del interior, cada vez más familias instalan termotanques solares para reducir el consumo de gas. En zonas con buen nivel de insolación, como el noroeste argentino, la energía solar térmica permite cubrir gran parte de las necesidades térmicas del hogar durante gran parte del año.
Diferencias fundamentales entre energía fotovoltaica vs térmica
Aunque a simple vista parezcan parecidas, porque ambas aprovechan el sol, las diferencias entre energía fotovoltaica vs térmica son claras cuando analizamos cómo funcionan y para qué sirven.
La diferencia principal está en el tipo de energía que generan. La fotovoltaica produce electricidad, mientras que la térmica genera calor. Esta distinción es clave, porque determina qué tipo de necesidades puede cubrir cada una. Si necesitás alimentar electrodomésticos, luces, computadoras o herramientas eléctricas, la opción indicada es la fotovoltaica. Si lo que buscás es calentar agua para duchas, cocina, calefacción o pileta, la térmica es más eficiente.
Otra diferencia importante es la eficiencia. En términos de conversión energética, la solar térmica suele ser más eficiente: puede alcanzar un 70% u 80% de aprovechamiento del recurso solar. La fotovoltaica, en cambio, tiene una eficiencia que ronda el 15% al 22%, aunque su ventaja es la versatilidad que ofrece al generar energía eléctrica.
El mantenimiento y la instalación también son diferentes. Los sistemas fotovoltaicos requieren una inversión inicial mayor, pero tienen menos piezas móviles, lo que reduce el mantenimiento. Los térmicos suelen ser más económicos al principio, pero necesitan controles periódicos para evitar sarro, corrosión o pérdidas en el circuito hidráulico.
Además, la vida útil de los paneles fotovoltaicos es muy larga: pueden superar los 25 años con muy bajo desgaste. En los térmicos, la durabilidad depende mucho del tipo de agua (blanda o dura), la calidad de los materiales y el mantenimiento que se realice.
¿En qué situaciones conviene usar energía fotovoltaica?
La energía fotovoltaica es ideal para cubrir necesidades eléctricas de todo tipo. En hogares urbanos o rurales, puede alimentar desde iluminación hasta electrodomésticos, bombas de agua o cargadores de autos eléctricos. Es especialmente útil en zonas alejadas donde no llega la red eléctrica, o donde los cortes de luz son frecuentes.
Cada vez más personas optan por sistemas de autoconsumo con conexión a red, que permiten generar su propia electricidad y volcar los excedentes a la red pública, obteniendo una compensación económica. Este modelo ya se aplica en varias provincias argentinas a través del régimen de balance neto.
En edificios, oficinas o galpones industriales, los paneles fotovoltaicos permiten reducir considerablemente los costos de energía, sobre todo en contextos donde las tarifas eléctricas son elevadas. También son una herramienta muy valiosa para instituciones educativas, hospitales o centros comunitarios que buscan bajar sus costos fijos.
Otra ventaja clave es que los sistemas fotovoltaicos se pueden combinar con baterías para almacenar la energía sobrante y usarla durante la noche o en días nublados, aumentando la independencia energética del usuario.
¿Y cuándo es más útil la energía térmica?
La energía térmica, por su parte, es una gran aliada para reducir el consumo de gas o electricidad en el calentamiento de agua. En viviendas, puede cubrir gran parte de la demanda de agua caliente sanitaria, lo que se traduce en ahorros significativos, especialmente en invierno. En casas con calefacción por losa radiante o radiadores, se puede integrar un sistema solar térmico para precalentar el agua que circula por el circuito.
Una de las aplicaciones más populares es la climatización de piletas, ya que permite extender su uso durante varios meses al año sin necesidad de calefactores eléctricos ni de gas. También es muy utilizada en hoteles, gimnasios o clubes deportivos, donde la demanda de agua caliente es constante.
En industrias, la energía térmica es muy útil para procesos que necesitan temperaturas entre 60 y 120 grados, como cocción, lavado o esterilización. Aunque aún no está muy extendida en el país, existen proyectos piloto y experiencias exitosas que demuestran su viabilidad.
Cabe destacar que, si bien la energía térmica es más eficiente para generar calor, no sirve para alimentar consumos eléctricos. Por eso, muchas veces lo más conveniente es combinar ambas tecnologías: usar fotovoltaica para la electricidad y térmica para el agua caliente.
Influencia del clima en el rendimiento de cada sistema
La ubicación geográfica y el clima son factores determinantes para el rendimiento de los sistemas solares. En un país tan extenso y diverso como Argentina, las condiciones varían notablemente de una región a otra.
En zonas del norte, como Salta, Jujuy, Catamarca o La Rioja, la radiación solar es excelente durante todo el año. Allí, tanto la energía fotovoltaica como la térmica funcionan con gran eficiencia. En el centro del país, incluyendo Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, también se obtienen buenos rendimientos, aunque con algo más de variabilidad estacional.
En la Patagonia, la radiación es buena en verano, pero baja en invierno, y el frío extremo puede afectar a los sistemas térmicos si no están bien protegidos. En esos casos, la fotovoltaica suele comportarse mejor, porque sigue generando electricidad con luz difusa, incluso en días nublados.
En días fríos pero soleados, la fotovoltaica trabaja de manera óptima, ya que los paneles rinden mejor a bajas temperaturas. La térmica, en cambio, puede perder eficiencia si el sistema no está bien aislado o si hay heladas.
Por eso, antes de decidir qué sistema instalar, es importante evaluar el clima local, la orientación del techo, la cantidad de sol directo disponible y el perfil de consumo.
¿Qué pasa con los costos y el mantenimiento?
En cuanto a los costos, los sistemas térmicos suelen ser más económicos de instalar, sobre todo si hablamos de termotanques solares para viviendas. Un equipo básico puede costar entre 300.000 y 500.000 pesos, dependiendo de la capacidad y la calidad. Su mantenimiento es sencillo, pero necesario: revisar válvulas, limpiar el circuito y controlar la presión cada cierto tiempo.
La energía fotovoltaica requiere una inversión inicial mayor, especialmente si incluye baterías. Un sistema residencial de 3 kW, por ejemplo, puede costar entre 2 y 4 millones de pesos, dependiendo de la marca y los componentes. Sin embargo, su mantenimiento es mínimo: limpieza de paneles y revisión ocasional del inversor.
Ambas tecnologías tienen retorno de inversión a mediano plazo. En general, los sistemas térmicos se amortizan en 2 a 5 años, mientras que los fotovoltaicos tardan entre 5 y 8 años, aunque esto puede variar según las tarifas locales, el consumo y las condiciones del lugar.
En todo caso, tanto uno como otro comienzan a generar ahorro desde el primer día y contribuyen a mejorar el valor de la propiedad, además de su impacto ambiental positivo.
¿Cuál conviene más? Comparativa final
No existe una única respuesta válida para todos los casos. La elección entre energía fotovoltaica vs térmica depende de varios factores: el tipo de consumo, el clima, el presupuesto y los objetivos personales o empresariales.
Si el objetivo principal es cubrir consumos eléctricos —luces, electrodomésticos, equipos—, la opción más indicada es la fotovoltaica. Si lo que se busca es calentar agua para uso sanitario o calefacción, la térmica es más eficiente y rentable.
Lo ideal, en muchos casos, es combinar ambas tecnologías, logrando un aprovechamiento integral del sol: electricidad limpia por un lado, y calor gratuito por otro. Esta solución mixta permite maximizar el ahorro y la autonomía energética.
Antes de tomar una decisión, lo mejor es consultar a profesionales especializados que puedan evaluar el sitio, dimensionar correctamente el sistema y proponer la mejor solución para cada necesidad.
Preguntas frecuentes (FAQ)
1. ¿Puedo instalar energía fotovoltaica y térmica al mismo tiempo?
Sí, de hecho es lo más recomendable si tenés espacio disponible. Ambas tecnologías son compatibles y se complementan perfectamente para cubrir electricidad y agua caliente.
2. ¿Qué mantenimiento necesita un termotanque solar?
Hay que revisar el estado del líquido interno, controlar la presión del circuito, limpiar el colector y, si corresponde, verificar válvulas y sensores una vez al año.
3. ¿Los paneles solares generan electricidad en días nublados?
Sí, aunque con menor rendimiento. Los paneles fotovoltaicos captan luz difusa, por lo que siguen produciendo energía incluso sin sol directo.
4. ¿Cuánto tiempo tarda en amortizarse la inversión solar?
En sistemas térmicos, el retorno puede lograrse entre 2 y 5 años. En los fotovoltaicos, entre 5 y 8 años, dependiendo del uso y las tarifas eléctricas.
5. ¿Hay subsidios o beneficios en Argentina para instalar energía solar?
Sí, varias provincias ofrecen incentivos, líneas de crédito o exenciones impositivas. Además, existen programas nacionales para fomentar la energía distribuida.